Segunda hermandad que hace estación de penitencia desde la Parroquia de San Juan y Todos los Santos (Trinidad). Sus titulares colmaron plenamente los deseos de todos aquellos que siguieron su itinerario desde su salida hasta que se recogieron cerca de la media noche del Martes Santo.
Siendo una de las cofradías más jóvenes de nuestra Semana Santa (es también la última en incorporarse al Martes Santo), recordemos que no llegan a la treintena desde que comenzaron, y ya tienen un hueco en el corazón de los cordobeses. Escasas son las horas que están en la calle, por eso es una de las hermandades que primero buscamos en el librito de Semana Santa para comenzar nuestro vía crucis cofrade diario.
Gusta esta hermandad de chicotás largas y de rebirás lentas, como pudimos ver ayer nada más salir de la calle Diario Córdoba y enfilar la carrera oficial hasta llegar a las puertas de su sede. Cómo incitaban a las bandas para que las tandas fuesen infinitas (como ya nos tienen acostumbrados), y ese sabor dulce que nos dejaron las saetas que florecieron a su paso (María del Mar Martos, saetera donde las haya, acuchilló nuestros corazones a la entrada de la plaza de la Trinidad con su quejío angelical) y qué decir de esa petalada a la Virgen de la Trinidad, en San Felipe.
Tengo que hacer mención este 2010 a la Cuesta Luján y al paso de Cristo, dicen que los pasos andan, caminan... craso error. La Santa Faz corta el aire, pulen las calles, tiene el Nazareno, unas trabajaderas anónimas, que gustan de parar el tiempo, y tienen sus ojos en Rafael Soto.